Throne and Liberty presenta una premisa interesante, pero rápidamente pierde su atractivo debido a su abrumador contenido y un sistema que incentiva el pay-to-win, donde progresar depende más de cuánto gastes que de tu habilidad real. El sistema de combate resulta repetitivo y poco estratégico, con un exceso de habilidades que dificultan tener un enfoque claro, convirtiéndose más en un ejercicio de apretar botones que en una experiencia táctica.

El juego resulta monótono y mecánico, como un MMO tipo clicker donde el progreso se basa en horas interminables de farmeo en lugar de desafíos significativos o dinámicas interesantes. Aunque puede jugarse en solitario, la experiencia cooperativa está extremadamente limitada, lo cual desmotiva a quienes disfrutan compartir objetos, misiones o progresos con otros jugadores.

En cuanto a los gráficos, son decepcionantes. Incluso en configuraciones mínimas, el rendimiento es deficiente, algo inaceptable en un juego moderno. El diseño artístico podría ser su único punto destacable, pero no es suficiente para compensar sus múltiples carencias.

En general, Throne and Liberty no logra enganchar ni emocionar. Carece de desafíos interesantes, abusa de la repetitividad y no ofrece una experiencia memorable ni satisfactoria, quedándose muy lejos de lo que podría haber sido.

Throne and Liberty presenta una premisa interesante, pero rápidamente pierde su atractivo debido a su abrumador contenido y un sistema que incentiva el pay-to-win, donde progresar depende más de cuánto gastes que de tu habilidad real. El sistema de combate resulta repetitivo y poco estratégico, con un exceso de habilidades que dificultan tener un enfoque claro, convirtiéndose más en un ejercicio de apretar botones que en una experiencia táctica. El juego resulta monótono y mecánico, como un MMO tipo clicker donde el progreso se basa en horas interminables de farmeo en lugar de desafíos significativos o dinámicas interesantes. Aunque puede jugarse en solitario, la experiencia cooperativa está extremadamente limitada, lo cual desmotiva a quienes disfrutan compartir objetos, misiones o progresos con otros jugadores. En cuanto a los gráficos, son decepcionantes. Incluso en configuraciones mínimas, el rendimiento es deficiente, algo inaceptable en un juego moderno. El diseño artístico podría ser su único punto destacable, pero no es suficiente para compensar sus múltiples carencias. En general, Throne and Liberty no logra enganchar ni emocionar. Carece de desafíos interesantes, abusa de la repetitividad y no ofrece una experiencia memorable ni satisfactoria, quedándose muy lejos de lo que podría haber sido.